
Aprovechando nuestra reciente entrada en la que recordábamos la experiencia de Le cinéma du peuple, con la fundamental participación de Armand Guerra, vamos a hacer hoy una entrada sobre su figura. Produce una cierta melancolía que el que fuese probablemente el primer cineasta de izquierda en España, o al menos el primero que vamos a presentar aquí, tuviese un recorrido tan irregular. Y básicamente desconocido, hasta que un cierto boom por la restauración y montaje de su hasta entonces perdida Carne de fieras lo popularizase de nuevo relativamente. El hecho de que su mujer quemase sus papeles tras la invasión nazi de Francia es posible que ayudase a esta escasa repercusión de su figura. También están perdidas todas sus películas de 1918 y las de la Guerra Civil. Una de las cosas que más me ha llamado la atención, al preparar esta entrada, más que su capacidad como director, que me parece cuanto menos dudosa, han sido sus esfuerzos en otros aspectos de la industria cinematográfica: en primer lugar, por supuesto, la puesta en marcha de Le cinéma du peuple, pero también sus intentos por crear una productora, llevar el cine sonoro a España en una etapa tan temprana como 1926, o el proyecto de establecer un estudio en su Valencia natal. Si no por su filmografía, merece sin duda un reconocimiento por su continuada dedicación al cine durante más de veinticinco años, hasta su prematura y súbita muerte en el terrible 1939.
Primeros años: ver mundo, aprender idiomas, difundir la revolución (1886-1912)

Nuestro protagonista nace el 4 de febrero de 1886 en una familia campesina de Liria (Valencia). Su verdadero nombre era José María Estívalis Calvo y, Armand Guerra, que sería el que utilizaría en toda su carrera cinematográfica, sería uno de los varios seudónimos a lo largo de su vida: Silavitse (Estívalis al revés), Cantaclaro… Tengo una duda con Raphaël Clamour, que aparece como uno de sus seudónimos en la entrada de la Real Academia de la Historia, pero supongo que es un error, pues era una persona real, miembro del grupo de Le cinéma du peuple y director de la primera película que realiza esta asociación. Como se le atribuyen a Guerra todas las películas producidas, es posible que de ahí surja el error.
Como solía ser habitual para las familias campesinas que querían que sus hijos estudiasen, parece que fue enviado al seminario en Valencia, de donde salió convertido en un anticlerical. En 1899, a los 13 años, empieza a trabajar en una imprenta y el de tipógrafo será uno de los empleos más constantes a lo largo de sus numerosos viajes y estancias en otros países. De ideología anarquista, escribe sus primeros artículos en 1903. Participa en una huelga de tipógrafos en 1906 o 1907 y es encarcelado. Paralelamente, había empezado a actuar en teatros populares con obras adaptadas por Blasco ibáñez.
En 1908 iniciará el primero de sus numerosísimos viajes. Se desplaza a Niza con su hermano Vicente, también tipógrafo y colaborador habitual en muchas de sus empresas, y que utilizará en ocasiones el apellido ‘catalanizado’ de Estivill. Allí trabaja en una imprenta pero pronto se muda a Marsella y más tarde a París, donde contacta con los círculos anarquistas de la ciudad.
En 1909 ha vuelto a Barcelona, donde contacta al parecer con grupos anarquistas. Es testigo de la Semana Trágica y del fusilamiento de Ferrer i Guardia. Años más tarde, en su etapa parisina, intentará hacer una película sobre su figura. Quizá por ese ambiente político tan poco propicio, vuelve a Niza y se establece allí por un tiempo, trabajando de nuevo como tipógrafo. Participa muy activamente en los tres números que publicarán en el exilio desde esta ciudad francesa de Tierra y Libertad, en los que alterna su apellido real con el seudónimo de Silavitse.
Quizá más calmada la situación política, en 1910 vuelve a Barcelona, participando en actividades teatrales. Pero en 1911 marcha a Ginebra, donde frecuenta el grupo de Luigi Bertoni, editor de Le Réveil anarchiste. Atraviesa toda Italia para embarcar hacia El Cairo en 1911. Ayuda allí en la redacción del periódico trilingüe L’idea, con artículos en italiano, francés y griego. Según Jarry, la idea era integrarse en una pequeña comunidad anarquista italiana, unida en torno a una tipografía situada en pleno centro, cerca del bazar El Muski. Cuando se prohibió su publicación en árabe, dejó El Cairo, ante la imposibilidad de «poder sembrar la rebelión». Desde allí inicia un extraño periplo que le lleva hasta Grecia, Estambul, Braila (Rumanía), Salónica y más tarde, Belgrado. No tiene los papeles en regla y la policía intenta impedirle desembarcar en ningún puerto. Todos estos viajes los cuenta en varios artículos escritos para el periódico ¡Tierra!, de La Habana, que se publicará entre 1902 y 1915 y, según Soriano, también envía crónicas de películas y relatos sociales por entregas (Noble carroña, Justicia republicana, Rápida, de 1910; Los cordilleros, 1911; Recuerdo. Así habló un hombre fuerte, 1912), y la novela publicada allí en 1914 bajo el título Stefanoff presuntamente una conversación suya con un revolucionario búlgaro (de esta obra solo se ha hallado un ejemplar, ubicado en el Colegio Español de México).
Etapa francesa (1913-14): Le cinéma du peuple

De vuelta de su viaje, tras una breve temporada en 1912 en Terrassa, vuelve a Francia, estableciéndose como tipógrafo primero en Toulouse, Deauville y Niza y finalmente en París. Teóricamente, allí realiza su primera película: Un cri dans la jungle, para Éclair. No lo pongo en duda, pero las únicas referencias que encuentro de esta película aparecen en artículos sobre Guerra, a menudo copiados unos de otros, y naturalmente en las propias declaraciones del cineasta que presentamos más adelante. En el catálogo de Éclair no aparece este título ni ningún otro dirigido por Armand Guerra o por José Estívalis. ¿Por qué la tercera empresa cinematográfica francesa en importancia tras Gaumont y Pathé iba a dejar dirigir una película a alguien recién llegado sin ningún tipo de experiencia? Parece, cuanto menos, dudoso. De lo que no hay ninguna duda es de que en 1913, mientras trabajaba como tipógrafo en la Maisson de la Presse, fue uno de los impulsores del grupo le Cinéma du Peuple. Acabamos de hacer una entrada sobre ellos, así que no me extenderé. A pesar de que se le suele atribuir la dirección, en la primera de las películas realizadas, Les misères de l’aigulle, Guerra según algunas fuentes se encarga de la fotografía, siendo dirigida por Raphaël Clamour. Las otras dos, Le vieux docker y La Commune I, serían ya dirigidas e interpretadas por él.
Así lo recordaba años más tarde…
Por Ia producción española en España
(…)Hacia fines de 1912, estando yo trabajando en los talleres Éclair, en Epinay, vino a verme un conocido, perteneciente a la Unión de Sindicatos Obreros de París, y me dijo; «Nuestras organizaciones se quejan de la falta de películas sociales. La clase obrera las necesita. Puesto que ni el gobierno ni los productores de films se ocupan de este asunto, hemos creado nosotros una sociedad cinematográfica en el seno de nuestra Unión de Sindicatos, bajo el título «Le Cinéma du Peuple» («El Cine del Pueblo»). Hemos hecho 10.000 participaciones a 25 francos cada una, y ya las tenemos casi todas cubiertas. Dispondremos, pues, de 250.000 francos. (Hay que considerar el valor de esta suma en aquella época y lo baratas que costaban las películas.) Contamos contigo para la dirección artístico-escénica y como actor.» Pocos meses después, a principios de 1913, dimos comienzo a la primera película; «Les misères de l’aiguílle», cuyo protagonista corrió a cargo de la actriz Musidora; era ésta su primera película, y yo su primer director. La película fué bien acogida. Empecé acto seguido otra; «Le vieux docker», bajo mi dirección y actuando yo de protagonista. Ambas cintas obtuvieron un señalado éxito en Francia, en Bélgica y otros países, lo que nos hizo concebir una obra grande y costosa; «La Commune», cuyo argumento se dividió en dos partes. En la primavera de 1914 se estrenó esta película, grandiosa para la época, en la que tomaban parte unas 1.000 personas en las escenas de las barricadas. Y el éxito fué rotundo. ¡Ya las organizaciones obreras tenían su propia producción! Y la burguesía, ávida de ver películas de otro corte que las corrientes, llenaba igualmente los locales en que éstas se proyectaban. En suma, que «Le Cinéma du Peuple» llegó a ganar una popularidad extraordinaria. Preparábamos para más tarde la realización de «Germinal», de Zola, y se pensaba ya en la instalación de talleres propios, cuando sobrevino la guerra, y, con ella, la muerte del «Cinéma du Peuple», que nunca más volvió a resucitar. Tales son los hechos.
Popular Films, nº 256, 9 de julio de 1931
Esto era en 1931. En 1935 ya no solo trabajaba en Éclair sino que había hecho escrito, interpretado y dirigido una película y además sería él quien propuso la creación de Le cinéma du peuple. No sé, Rick…
Algo sobre la cooperativa UCCE
(…)
A raíz de un éxito que había conseguido yo-¡permitidme hacer trizas la modestia!-, único actor, director y argumentista español que actuaba en 1913 en París, con mi película «Un grito en la selva», argumentada, dirigida y protagonizada por mí, vino a felicitarme Bidamant, entonces secretario de la Unión de Sindicatos de Francia, y me habló de la conveniencia de rodar películas de interés social, para contrarrestar las estupideces burguesas que los editores todos servían al público, Viendo yo en esto una posibilidad de renovación del Cine –¡entonces ya!-, le propuse fundar una Cooperativa entre la clase obrera, por medio de una emisión de acciones de a 25 francos cada una.
(…)
Popular Films, nº 449, 28 de marzo de 1935
Probablemente debido a la presión policial en un país en guerra, abandona Francia y se instala en Valencia, donde trabaja en el teatro, hasta que regresa a París en la primavera de 1915 para ser expulsado de nuevo por una orden ministerial del 27 de septiembre de 1915. Se instala de tipógrafo en la neutral Suiza, en Lausana, y sigue colaborando en Le Réveil Anarchiste de Bertoni.
Primera etapa española : Cervantes-Films
En noviembre de 1917 regresa a España, a Madrid, con un objetivo claro: la creación de una productora. En un año realiza cuatro, quizá cinco películas -aunque las fuentes siempre hablan de seis-, pero no parece que llegue a estrenarse ninguna de ellas. Están todas desaparecidas. A diferencia de su etapa en París, a partir de ahora ninguna de sus películas, si exceptuamos los documentales durante la Guerra Civil, tendrá un contenido que podamos considerar claramente militante o siquiera de izquierdas: películas de gitanas, toreros, bandoleros, melodramas, la moda de las películas con niño… Nada diferente de lo que se hacía en España por esa época. No me extiendo en cada una de ellas porque están claramente descritas en los dos artículos de revista que adjunto. En el primero, la entrevista se la realizaron cuando aún no había hecho más que tres, y una de ellas incluso todavía tenía un título provisional. En el segundo, explica claramente los títulos y su género. Por si eso no fuese suficiente, en la publicidad pagada que aparece en ese mismo número están especificados esos mismos títulos. Dado el escaso éxito para estrenarlas, cabe suponer que Suicidio libertador, si llegaron a terminarla, fuese su última película. No creo que «los elementos fuertes» ayudasen finalmente a su financiación. Debemos entender que hacia finales de 1918 o principios de 1919 «Cervantes-Film» había llegado a su fin. De la futura estrella infantil Olga Continente, ni rastro.
(…)
El mundo cinematográfico, nº 156, 25 de noviembre de 1918
-¿Ha hecho usted ya alguna película en España?
-Sí, dos; una tragedia de 1,5000 metros en tres partes, El crimen del Bosque azul, y una cómica. Ambas se proyectarán en breve. En ellas he buscado, además del desarrollo del asunto, el mostrar al Extranjero las bellezas del suelo español.
-¿Y para lo porvenir?
-Actualmente estoy rodando otra tragedia, La Venganza del paralítico, argumento y dirección mía, y yo como protagonista.
-¿Y luego?
-¡Ah!, eso depende de la ayuda que me presten los elementos fuertes. Trato de demostrar que en España se pueden hacer buenas películas y obtener pingües resultados.
(….)
La labor cinematográfica de «Cervantes-Films»
Pronto va a cumplirse un año desde que se fundó, en Madrid, la marca cinematográfica «Cervantes-Films», y si bien la producción no ha sido abundante, nuestras referencias nos hacen, en cambio, afirmar, que la excelente calidad de sus cintas dramáticas, compensa ampliamente la modesta cantidad. Hacer poco y bien, es, desde luego, más lógico que producir mucho y mediocre. Además, hay que contar con el excesivo trabajo que pesa sobre su director artístico, el excelente trágico Armand Guerra, quien, además de la dirección artística de la casa, es al mismo tiempo autor de argumentos, metteur en scène y protagonista de las obras, lo que representa un trabajo ímprobo y archiexcesivo.Durante la horrible guerra mundial que acaba de terminar, Armand Guerra se encontraba trabajando en Suiza, en donde estuvo cerca de dos años. Pero a últimos de Noviembre del año pasado emprendió el viaje hacia España, viniendo a instalarse en Madrid, en donde se fundó la «Cervantes-Films» con su valioso concurso.
Acostumbrado a viajar con elementos de los mas diversos países -Armand Guerra posee siete idiomas-, el trabajo aquí le pareció, sin embargo, más fácil, pues con un solo idioma se entendía con todos.La primera película que hizo fué El crimen del Bosque Azul, de la que tenemos inmejorables referencias, tanto por su emocionante argumento como por el irreprochable trabajo artístico.
Siguió a ésta un disparate cómico-bufo taurómaco, argumento y dirección del mismo Armand Guerra, cuyos protagonistas, reyes del toreo cómico, han hecho un derroche de gracia; se titula la cinta Melagano y Manivela hacen películas.
Poco tiempo después, el incansable cerebro de Armand Guerra construyó un argumento del género Grand Guignol, titulado La zarpa del paralítico, tragedia popular de costumbres madrileñas, en la que el trágico hace un acabado trabajo intensamente emocionante, fielmente secundado por excelentes actrices y actores.
Ya en pleno verano, y cuando apenas había terminado de filmar la anterior, dió «el último toque» a un argumento de mayores dimensiones, una soberbia tragedia titulada La maldición de la gitana. Respecto a esta obra, dice Armand Guerra: «Los que, al ver la cinta, tomen a mi gitana por un personaje de carne y hueso, y consideren sus maldiciones como fatalidades pseudo-verosímiles, sufren una equivocación; mi gitana es un ser abstracto, un símbolo de la superstición de nuestro país y los acontecimientos derivativos de las maldiciones que forman parte del fatalismo a que conduce la superstición. Sentada esa base, permítame que ose decir yo, padre de la criatura, que La maldición de la gitana es interesantísima y de una emoción extraordinaria».
La maldición de la gitana ha sido impresionada en las regiones del Norte -San Sebastián, Pasajes, Irún, Fuenterrabía, el Cabo Higuer, etc.-, y en Levante, por lo que la compañía entera ha estado viajando más de un mes. Actrices y actores han rivalizado en valor, arrojándose vestidos al mar los unos, y dejando los otros que la terrible marea norteña los cubriese.
Actualmente, el maestro compositor Juan Martínez Abades está terminando la partitura de la música descriptiva y cantables para esta película, cuyo lema se halla concebido en esta copla:
Yo te adiviné el pasado
quise anunciarte el mañana
y me echaste de tu lado.
¡Guárdate, pues, desgraciado,
de la maldición gitana!
****Oportunamente daremos más detalles a nuestros lectores.
El mundo cinematográfico, nº 157, 10 de diciembre de 1918
Felicitamos calurosamente a Armand Guerra y le deseamos grandes triunfos.

Etapa alemana: UFA
Existen dudas de si entre 1919-1920 volvió a viajar alrededor del Mediterráneo y si estuvo en la Ucrania makhnovista -el ruso era una de las siete lenguas que hablaba, hasta permitirle traducir a Maiakovski, tarea ímproba-. Lo que es seguro es que, él y su hermano Vicente, estaban en Lausana en 1920, para trasladarse a Berlín en 1921. Allí, por primera vez en mucho tiempo, se establecería durante unos cuantos años seguidos dedicándose, al parecer, fundamentalmente al cine, trabajando para la gran empresa cinematográfica alemana: Universum Film AG (UFA). No sería por lo general en tareas de director, sino en los más diversos oficios y gracias, probablemente, a su dominio de los idiomas: rotulista, traductor de guiones, doblador, director, etc.-. Seguramente gracias al actor anarquista Alexander Granach, incluso hace de actor en una película de 1924/25: Ein Sommernachtstraum [Sueño de una noche de verano], en el papel de Wenzel. También tendrá la oportunidad de dirigir una película en 1928: Die geschenkte Loge [La logia regalada]. Según Jarry no pasó la censura «con el pretexto de que un jardinero, dispuesto a regar, daba la impresión de orinar». La verdad es que no parece un motivo demasiado serio y seguramente se hubiera podido resolver con algún pequeño corte. En cualquier caso, parece cierto que tampoco llegó a estrenarse. En 1929, como admirador del aviador Günter Pluschow, tan aventurero como él, realiza una versión libre de su relato Sobre la tierra de fuego (1930) y traduce los rótulos en español de la película que se realiza: Silberkondor über Feuerland.
Paralelamente a su trabajo en Berlín, Guerra estuvo muy atento a la situación en España, con numerosos proyectos, lo que hizo que se desplazase con frecuencia y que, desde Berlín, fuese el cronista cinematográfico del periódico El Imparcial y colaborador habitual de revistas como Popular Films, dirigida por su amigo y camarada anarquista Mateo Santos, o La Correspondencia de Valencia.

Muestra de esta inquietud que podríamos llamar emprendedora si no fuese algo quizá insultante para un anarquista, en 1926 se convirtió (junto con su hermano) en pionero de la introducción en España del cine hablado parlante a través del sistema de los daneses Petersen y Poulsen, haciendo una demostración en Valencia que recogerá el artículo de El Imparcial que reproducimos a continuación. La propuesta no tendría éxito y habría que esperar seis o siete años para poder empezar a hablar de cine sonoro en España. Sin ninguna duda, Armand Guerra era un pionero muy atento al devenir de la cinematografía en el mundo.
UNA PORTENTOSA INVENCIÓN
La Cinematografía parlante
La Cinematografía muestra dos tendencias opuestas: la supresión de la titulación, haciendo honor al «arte mudo», o, por el contrario, el acoplamiento de la fotografía animada con la símultaneidad del sonido.
De la primera tendencia hemos admirado un noble intento, de la segunda, los ingenieros dinamarqueses Petersen y Poilsen [sic] han dado en Valencia, días pasados, la más notable demostración de su portentoso invento. La descripción del aparato, cinta, forma de registrarse y emitir el sonido será objeto de otro trabajo; del de hoy hemos de dar solamente la impresión, el efecto que la increíble invención produce.El introductor en España ha sido el cronista cinematográfico de EL IMPARCIAL, en Berlín, Armand Guerra, que por circunstancias que no hacen al caso eligió la ciudad de Valencia para el disfrute de las primicias de tal curiosidad.
Parecía una locura. ¡Ahí es nada! ¡El «Cine» parlante! La película hablada. ¿Qué decimos hablada? Todos, absolutamente todos los sonidos son registrados y emitidos por el invento en cuestión.
Y comenzó el acto, es decir, la exhibición. Armand Guerra había impresionado un discurso de presentación, notabilísimo. En él mezcló sonidos con actitudes, y su palabra llegaba al oído del espectador con igual rapidez que el gesto impresionaba la retina, y así los golpes de los nudillos en la mesa, el llenado de un vaso de agua, el beberlo seguidamente haciendo chascar la lengua; la tos, el sonido gutural para aclarar la garganta, etc. etc., producían la más extraña y maravillosa impresión.
Pero donde la admiración alcanzó el límite máximo fué en la reproducción de los diversos y extraños ruidos callejeros. Todo se registra: los bocinazos, el sordo ruido de los motores, el batir de los cascos de los cahallos contra el pavimento, las voces de los vendedores; extraña mezcla que da la exacta impresión de la calle agitada de una ciudad moderna.
Y, para acabar, la parada de un regimiento, con los sonidos de las cornetas, tambores, voces de mando y chocar de armas, hizo desbordar el entusiasmo de los concurrentes.
La perfección cinematográfica está lograda. La prueba, feliz y triunfadora, del notable invento lo ha demostrado. No es un balbuceo de algo que «será»; es ya, existe ya, con personalidad propia.
Y para que nada se objete, todo ha sido previsto: la falta de algún fotograma, la eliminación de sonidos extraños.
El Imparcial, 15 de mayo de 1926
La Cinematografía parlante, aquel intento que en el año 1900 era sólo una unión del cinematógrafo y el fonógrafo, ha cristalizado ya en un todo homogéneo y perfecto, que tras largos años de experiencia y estudio han dado a la humanidad progresiva los sabios Petersen y Poilsen.
Carlos LLORENTE
Valencia, 8 de mayo, de 1926
Segundo intento como director en España

Mientras intenta hacerse un nombre en el cine alemán, Armand Guerra no pierde la esperanza de afianzar su carrera también en nuestro país. En 1926 dirige Luis Candelas o el bandido de Madrid, el mismo tema que tratará es mismo año un director mucho más conocido, José Buchs con Una extraña aventura de Luis Candelas. La película tiene pinta de ser un encargo, y no he encontrado más información más sobre los productores, Tomás Álvarez Angulo, Notario y Del Cerro, que la dos películas hechas con Guerra. Porque Candelas tendría al parece un gran éxito de público, simultáneando cartelera en cinco cines de Madrid, lo que llevó a esos mismos productores, en coproducción con Alemania (Parma Films) a encargarle la dirección de Batalla de damas en 1927, rodada en Alcalá de Henares pero cuyos interiores se rodaron en Berlín. En la ficha de la Base de datos del cine español, aparece como codirector Hans Werckmeister y la película se titula en alemán Der Kampf um den Mann. Curiosamente, en el portal aleman, Filmportal, aparece como una producción totalmente alemana dirigida por Werckmeister. Dos años más tarde se supone que realiza Idilio nocturno (1929), pero la verdad es que no he podido encontrar la menor información sobre esta película. Por último otros productores descontentos con el director -Robert Florey- de una de las primeras películas sonoras de Imperio Argentina contactan con Guerra y le proponen que la dirija, quizá por su experiencia previa con el sonoro. Nace así El amor solfeando (1930), que en Madrid se estrena como El profesor de mi mujer. Al final de esta entrada ofrecemos la película, aunque aparece como director Florey. Por último, ese mismo año actúa en la película, con un papel de payaso, La alegría que pasa, de A. Micón.

Actividad empresarial: estudios de cine Hispano-Cineson
Además de sus tareas como director, Armand Guerra sigue interesado en los aspectos empresariales de la industria cinematográfica. De hecho, desde las páginas de Popular Films se establece un debate en el que él participa sobre la necesidad de reforzar la producción de cine en España. En 1932, con su hermano -que aparece como Vicente Estivill-, con Ernst Augspach y con el banquero alemán Johann Ther —futuro embajador del régimen nazi en España— crean los estudios Hispano-Cineson en Valencia, que no llegaron a cuajar. El proyecto fracasa, pero Ther consigue algo más tarde otros inversores para crear la gran productora de la República y de los primeros años del franquismo: CIFESA. Sin duda, los proyectos de Armand Guerra se correspondían a las necesidades de la industria cinematográfica española. Así lo narraba su amigo Mateo Santos:
MAPA CINEMATOGRÁFICO DE ESPAÑA
Un hombre y una empresa
por Mateo SantosTodo parece indicar que la industria cinematográfica española entra en la zona de las realidades.
Popular film. 18/2/1932, página 11.
En este ambiente que se está formando, favorecido por un fuerte movimiento de opinión favorable al cinema hispano, destacan en la actualidad los nombres de dos ciudades de España: Valencia y Aranjuez.
En Aranjuez la E.C.E.S.A. (Estudios Cinema Español, S.A.) y en Valencia la Hispano-Cineson.
En el número anterior de nuestra revista se publicaron los planos del proyecto de estudios cinematográficos en Aranjuez, acompañados de una documentada información avalada con la firma de mi culto compañero Antonio Guzmán Merino.
Mi conocimiento del proyecto de la E.C.E.S.A. no abarca más del que tienen los lectores de POPULAR FILM por las referencias de Guzmán Merino. Voy a referirme, pues, al de Valencia, del que en otras ocasiones apunté ya algo en estas mismas páginas.
La Hispano-Cineson ha nacido de la tenacidad y la inteligencia de un hombre: «Armand Guerra». A él se debe la iniciativa de alzar en la capital levantina unos estudios para la producción de cintas españolas.
«Armand Guerra» ha residido muchos años en el extranjero, principalmente en Alemania, centro vital del cinema europeo. Durante esa larga época, «Armand Guerra» no ha perdido el contacto con los estudios alemanes. En algunos de ellos ha prestado diferentes servicios que le han permitido presenciar los avances continuos de la técnica cinematográfica y adiestrarse en cuanto se refiere a la producción y propaganda del film. No se trata de un caso de intuición, sino de experiencia, de práctica y de estudio.
Desde Alemania, este hombre tenaz ha seguido atentamente el ritmo de otras escuelas de cine: la francesa, la italiana, la rusa. Esta última, por el espíritu que la anima, por su fuerte originalidad y por la influencia que ya ahora está ejerciendo en el cinema mundial, incluso en el yanqui, con marcado interés.
En Alemania «Armand Guerra» ha estudiado las posibilidades de un cinema español. Muchos de sus tanteos, de sus ideas, de sus inquietudes, los ha traído a estas columnas, de las que «Armand Guerra» es uno de los colaboradores más ilustres.
Viajes a España, de tanteo y sondeo de voluntades. Idas y venidas. Proyectos que no llegaron a cuajar por falta de decisión en los individuos a quienes «Armand Guerra» se los proponía. Iniciativas malogradas, estrelladas contra la indiferencia -y la ignorancia- de los demás. hasta que un día, un hombre terco, el luchador infatigable, encuentra en Alemania otro hombre de su temple: el señor Ernst Augspach. Y es a partir de este momento cuando empieza a delinearse, con trazos firmes, la organización en España de la industria del film.
A los iniciadores, es decir, a «Armand Guerra» y Ernst Augspach, se suman otros elementos valiosos de allí y de aquí: los señores Johannes W. Ther y Vicente Estivill.
En Valencia se adquieren unos terrenos, extensos, bien situados. A una parte el mar que tantos motivos de inspiración diera a Sorolla y a Blasco Ibáñez, que llenó de luz la paleta del pintor y que dió luminosidad, ímpetu, a muchas páginas del gran novelista. Y al otro lado, la montaña, esa montaña de Levante que tiene el matiz suave, transparente de la prosa de Azorín y de Gabriel Miró.
Y así, calladamente, pero con firmeza, se van alzando en Valencia los estudios de la Hispano-Cineson, la empresa que ha sido posible por la terca voluntad de un hombre: «Armand Guerra».

Primeros años 30
A causa de las leyes proteccionistas alemanas que prácticamente prohibían la participación de extranjeros en la cinematografía alemana, Armand Guerra abandona definitivamente Berlín en 1932. A partir de entonces vive entre Valencia y Madrid. No he encontrado demasiada información sobre sus actividades en esta época. Tras el fracaso de su proyecto de estudio en Valencia, al parecer trabaja para Cine Popular Español y para Filmófono (1929-1936), la empresa de Ricardo M. Urgoiti, además de como traductor de películas del ruso y del francés para el cineclub que le sirve de plataforma propagandística: el Cineclub Proa Filmófono, con el anarquista Valeriano Orobón y el comunista Juan Piqueras desde París. Curiosamente, este cineclub sería uno de los principales divulgadores del cine soviético en nuestro país. También forma parte del grupo organizador de la Asociación Cinematográfica Española (con Mateo Santos, Lescarboura, etc.), muy interesados en impulsar la producción cinematográfica española, siguiendo precisamente el ejemplo de Le cinéma du peuple de 1913, pero que tendrá un muy escaso éxito -ver más información en la tesis doctoral de Pau Martínez Muñoz-. En marzo de 1936 realiza la versión española de la obra de teatro La chinche, de Maiakowski, y actua en su representación en el Teatro Rosales por parte del Cine Teatro Club (con César Falcón y Ramón Pujol), con el que estuvo la temporada en el Barbieri. Curiosamente el CTC también estaba especializado en la representación de teatro soviético.

Carne de fieras y Guerra Civil
Aunque era una película inacabada y pérdida, en los últimos años se han publicado numerosos artículos sobre las peripecias de Carne de fieras, muy probablemente por sus escenas de desnudo en una película española de los años 30, por lo que no nos extenderemos demasiado. Además, el propio Armand Guerra recogió estas circunstancias en el libro A través de la metralla, fácilmente accesible.
El estallido de la guerra el 18 de julio de 1936 le sorprendió rodando Carne de fieras en el madrileño parque de El Retiro, película para la que su amigo productor Arturo Carballo le había ofrecido 30.000 pesetas. Pierde todo el interés en ella y la mal termina en septiembre. Afiliado al Sindicato de Espectáculos Públicos de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT, carné 132 de la Sección de Actores), se puso a su servicio. Se le encarga la realización de toda una serie de reportajes en la zona centro: Toledo, Somosierra, Guadalajara, Cuenca, Levante; Colectividades de Brihuega, Pedralba y Manzanares, con un equipo preparado por Antonio Cotiello. Llegó a terminar dos reportajes y realizar un tercero, pero solo los dos primeros fueron exhibidos –Estampas guerreras (I y II)- en marzo de 1937 en el Actualidades. Un par de proyectos quedan en el tintero: la película Gestas proletarias y, sobre todo, un documental sobre la Columna Durruti. Aprovechando que el cuartel general de su columna se había instalado en el local del Sindicato de Espectáculos, mantuvo un encuentro con Durruti para concretar cómo serían los preparativos de la película. Así describe Guerra su reunión con el líder anarquista: “Me apresuré a solicitar su cooperación para algunas tomas de la actuación de la columna Durruti. Pero éste arrugó el ceño, me echó el brazo al cuello amistosamente y me condujo a un ángulo del jardín, diciéndome: -No lo tomes a mal compañero, pero soy enemigo acérrimo de las exhibiciones. Pocos han logrado filmarme, y aun eso por sorpresa. La leyenda de héroe que me están tejiendo, muy a pesar mío, es injusta; me molesta. Los héroes son los milicianos que forman mi columna. (…) Quise insistir en mi petición; pero él se negaba obstinadamente (…) Tuve que prometerle que filmaría una cosa de aspecto
general, sin destacarle a él; quería seguir siendo el jefe desconocido”. Desgraciadamente, el día que iba a empezar el rodaje, se produjo la muerte del líder anarquista.
Durante la guerra, y abandonada extrañamente la carrera cinematográfica, elabora textos, hace traducciones –Mallorca sous le terreur fasciste, de M. Pérez- y pronuncia conferencias, tanto en el extranjero -una gira en marzo de 1937 por el sur de Francia con Manuel Pérez- como en España, dando una serie de charlas en Unión Radio de Madrid, contrarrestando la propaganda alemana e italiana. Su firma apareció en L’Indomptable, Nosotros, Fragua Social, Umbral y El Parapeto, de Valencia, así como en Solidarité Internationale Antifasciste (SIA), de Barcelona y de París o Emancipación, de Almería.
En 1938, publica A través de la metralla —previamente serializada en La Semana Literaria Popular—, una autobiografía de los tiempos de la guerra, en el que se califica de “realizador cinematográfico de la CNT” -pero que ya no realiza ninguna película, cabría añadir-.
Un extraño caso de tráfico de joyas en el que se ve implicado lleva a que sea perseguido por el Servicio de Inteligencia Militar (SIM, con gran influencia comunista). Estuvo preso de abril a agosto de 1938 en la checa de la calle Muntaner de Barcelona y en el buque Uruguay. Sufrió torturas de las que probablemente no llegó a recuperarse, y finalmente fue liberado bajo arresto domiciliario en el hotel Bristol. A finales de noviembre pronuncia en Barcelona una conferencia, en nombre del SIA, en el homenaje por el segundo aniversario de la muerte de Durruti. En enero del 39 pasa a Francia. Consigue, no sé si salir o no llegar a entrar en los campos del sur de Francia, y se traslada a París. El 9 de marzo publica su último artículo en Libertaire, firmado como Cantaclaro. Al día siguiente, en la boca del metro, muere de un derrame cerebral por la rotura de un aneurisma.
Su mujer, durante la ocupación nazi, decide quemar sus archivos. Su hija, que tenía cinco años en el momento de su muerte, será muchos años después la impulsora de los estudios sobre su figura.
Sus publicaciones
–Stefanoff, La Habana, Biblioteca de Tierra, 1914;
-Trad. de G. Pluschow, Sobre la tierra de fuego, Santander-Berlín, Aldus, 1930;
-Trad. de V. Maiakowski, La chinche, 1936;
-A través de la metralla. Escenas vividas en los frentes y en la retaguardia, Valencia, Distribuidora Ibérica de Publicaciones, 1938 (reedición con introd. de V. Estívalis-Ricart y J. Tena, Montpellier, Centre d’Etudes et de Recherches Scientifiques (CERS)-Université Paul Valéry, 1996, en español, 1997; Madrid, LaMalatesta Editorial, 2005; en italiano, Spartaco, 2016).
Su filmografía:
Un cri dans la jungle, 1913; (dudoso)
Les misères de l’aiguille, 1913;
La Commune I, 1914;
Le vieux docker, 1914;
El crimen del bosque azul, 1918 (perdida);
Melagano y Manivela hacen películas, 1918 (perdida)
La maldición de la gitana, 1918 (perdida);
La zarpa del paralítico, 1918 (perdida);
Suicidio libertador (?), 1918 (perdida)
Luis Candelas o El bandido de Madrid, 1926;
La batalla de las damas, 1927;
Die geschenke loge, 1928;
Idilio nocturno, 1929; (?)
El amor solfeando, 1930 (Barcelona) o El profesor de mi mujer (Madrid);
Carne de fieras, 1936 (reed. en París, Les Films du Village, ¿2003?);
Escenas guerreras (I, II), 1936 (perdidas).
Bibliografía
Según la entrada a su nombre de la Real Academia de la Historia mas alguna incorporación
-C. Llorente, “La cinematografía parlante”, en El Imparcial (15 de mayo de 1926), pág. 6;
-M. Santos, “Un hombre y una empresa”, en Popular Film, 288 (18 de febrero de 1932), pág. 5;
-F. Alberich, Carne de fieras, Madrid, Filmoteca Nacional, 1993 (contiene “La persistencia de la penumbra”, de J. Pérez Perucha);
-R. Gubern, et al., Historia del cine español, Madrid, Cátedra, 1995;
-A. Fontanillas Borrás, “Armand Guerra, cineasta valenciano, periodista y anarquista por más señas”, en El Noi 3 (Valencia, 1995);
-E. Fernández, Armand Guerra, requiem pour un cinéaste espagnol, (documental) Le Films du Monde Libertaire, 1997;
-“Armand Guerra”, en Gran Enciclopedia de España, X, pág. 3796;
-M.ª T. Martínez de Sas y P. Pagès i Blanch (coords.), Diccionari Biogràfic del Moviment Obrer als Països Catalans, Barcelona, Universitat de Barcelona-Abadía de Montserrat, 2000, págs. 705-706;
-VV. AA., Cine y anarquismo, Madrid, Fundación Anselmo Lorenzo, c. 2000;
-E. Jarry, “Le Cinéma du Peuple, 1913-1914”, en Le Monde Libertaire (París), 1251 (2001);
-“Armand Guerra, cineasta y pionero del cine militante”, en CNT, 280 (2002);
-F. Agramunt Lacruz, “Armand Guerra, cronista de la Aurora Libertaria”, en Archivo de Arte Valenciano, 84 (2003), págs. 147-161;
-I. Marinone, “Armand Guerra, un cinéaste hors du commun”, en Anarchisme et Cinéma, tesis doctoral, Université de Paris I-La Sorbona, 2004 (inédita);
-F. Agramunt Lacruz y J. A. Ríos Carratalá, Armand Guerra, un sembrador de rebeldías, Valencia, Fundació Municipal de Cine, 2008;
-M. Íñiguez, Enciclopedia del anarquismo ibérico, Vitoria, Asociación Isaac Puente, 2018, págs. 867-868.
-Pau Martínez Muñoz, La cinematografía anarquista en Barcelona durante la Guerra Civil (1936-1939), tesis doctoral, 2008.
-Richard Porton (ed.) Arena One: Anarchist Film and Video. Oakland: PM Press, 2009. Contiene una traducción de un artículo de Guerra en Popular Films mas una breve cronología elaborada por su hija.
Algunas de sus películas en internet
Les misères de l’aiguille (1913)
Le vieux docker (1914)
La Commune I (1914)
El amor solfeando (1930)
Carne de fieras (1936)
Bibliografía consultada en internet
-Ignacio C. Soriano Jiménez. «José María Estívalis Calvo«, DB-e, Real Academia de la Historia.
-Eric Jarry. Armand Guerra, cineasta y pionero del cine militante (publicado originalmente en francés)
–Armand Guerra (su entrada en el magnífico portal Rebelde Emule)
–José Estívalis Cabo, más conocido por sus pseudónimos Armand Guerra y José Silavitse. (Vida y obra) (en el blog anarquista Sobre la anarquía y otros temas)
-Pau Martínez Muñoz. La cinematografía anarquista en Barcelona durante la Guerra Civil (1936-1939)
-Armand Guerra. A través de la metralla: Escenas vividas en los frentes y en la retaguardia. Madrid: La Malatesta, 2005.